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LA MALDICIÓN DE "EL REY DE AMARILLO”: LOS LIBROS NO ESCRITOS Y LA TEORÍA DE LA RECEPCIÓN

Foto del escritor: Batman de ComalaBatman de Comala

“A fuerza de apiadarnos de las desdichas de los héroes de la novelas

concluímos apiadándonos con exceso de las desdichas propias”

Jorge Luis Borges


La soledad, la locura y la muerte, ¿quién no teme a estos tres pilares de lo desconocido? Hay un libro

que es la representación y la producción de esta triada. Se trata de una obra teatral, El Rey de Amarillo, presente en cuatro cuentos de Robert William Chambers que solo tienen en común la referencia a esta obra maestra inigualable, pero tan perfecta como maldita.

Ilustración: Santiago Caruso

La literatura es un vasto mundo de imaginación y creatividad, donde autores tejen relatos y crean conceptos que a menudo trascienden la página escrita. Ambrose Bierce, R. W Chambers y H.P. Lovecraft son tres escritores cuyas obras han contribuido a dar vida a conceptos, libros y lugares ficticios y misteriosos. El Rey de Amarillo es el punto de encuentro de estos autores y continúa intrigando a lectores y críticos.

En este artículo, exploraremos cómo estos autores, sus creaciones ficticias y la Teoría de la Recepción se entrelazan para formar un intrigante tapiz literario.





El origen de la maldición: Ambrose Bierce y Edgar Allan Poe

Ambrose Bierce, conocido por su estilo satírico y sus cuentos de horror, introdujo al mundo literario el concepto de "Carcosa" en su relato Un habitante en Carcosa en 1886. Una antigua y misteriosa ciudad que apenas se describe y sólo es vista en retrospectiva (después de su destrucción) por un personaje que llega de una forma inexplicable, casi comparable al desembarco de Dante en el infierno. Esta ciudad asociada a la agonía o la muerte será tomada más adelante por R. W. Chambers para que sea la morada del Rey de Amarillo. Cito algunos fragmentos de “Un habitante en Carcosa”: Un brusco soplo de viento barrió las hojas secas y las ramas acumuladas sobre la lápida. Distinguí entonces las letras del bajorrelieve de su inscripción, y me incliné a leerlas. ¡Dios del cielo! ¡Mi propio nombre...! ¡La fecha de mi nacimiento...! ¡y la fecha de mi muerte!” (…) “Entonces me di cuenta de que eran las ruinas de la antigua y célebre ciudad de Carcosa.” (…) “Tales son los hechos que comunicó el espíritu de Hoseib Alar Robardin al médium Bayrolles.”

Otros conceptos que tomará Chambers son “Hali”, presentado por Bierce como un pensador, él lo convierte en un lago maldito que linda con Carcosa y “Hastur", dios de los pastores para Bierce mientras que Chambers lo resignifica como lugar maldito que puede entenderse como un planeta cercano a las constelaciones de las Híades y Aldebarán. Se intuye que la ciudad de Carcosa es originaria de ese planeta aunque puede surgir en otros. Lovecraft le devolverá a Hastur su condición de entidad y dios, pero ya no de los pastores sino de la maldad.

Hastur es una entidad que forma parte del universo de los Mitos de Cthulhu, ya que suele presentarse como el padre de Cthulhu el innombrable, el que genera locura con tan solo pensar o decir su nombre. Poe también aportó, sin querer, un elemento misterioso profundamente ligado al Rey de Amarillo. Chambers toma el personaje representativo de la muerte que es la máscara roja presente en el cuento La máscara de la muerte roja, y la reconvierte en La máscara pálida que es la forma o avatar del Rey de Amarillo en la tierra o un lacayo de este. Un ser extremadamente alto con una máscara pálida. El siguiente fragmento aparece al principio de la historia La máscara. Pertenece al Acto I, Escena 2 de la obra:

Camilla: Usted, caballero, debería quitarse la máscara.

Extraño: ¿Es eso así?

Cassilda: Ciertamente, ya es hora. Todos nos hemos desprendido de nuestros disfraces salvo usted.

Stranger: He venido sin máscara.

Camilla: (Aterrorizada, aparte a Cassilda) ¿Sin máscara? ¡Sin máscara!


Robert W. Chambers y la concreción de la maldición

En 1895, Robert W. Chambers publica una colección de cuentos bajo el título El Rey de Amarillo, pero solo cuatro de sus diez cuentos hacen referencia a esta obra. Se trata de una obra teatral ficticia (no existe en la realidad) que está prohibida en la mayoría de los países occidentales y cuyo autor anónimo se suicidó. Es descrito como un libro maldito que arrastra a la locura a quien lo lee y la mayor parte de su contenido nunca se explicita.

Lo que sabemos gracias al relato de los personajes en los cuentos de Chambers es que es una obra que consta de dos actos, el primero funciona como advertencia, allí generalmente los lectores deciden no seguir con la lectura pese a la maravilla que genera la forma en la que está escrito. El segundo acto, si es leído, funciona como invocación al mismísimo Rey de Amarillo. Los lectores quedan perturbados, caen en la paranoia y la locura y su destino es inevitablemente una muerte trágica.

Es curioso que los personajes en los cuentos de Chambers tengan en común su condición artística, a pesar de la variación en las disciplinas como la escultura, la pintura o la escritura. Podemos encontrar ahí un guiño a El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, ya que la ambición hacia la riqueza a través del arte o a la perfección artística los lleva a toparse con el libro maldito.

Las menciones a la obra maldita en los cuentos de Chambers son las siguientes: en El reparador de reputaciones es el propio protagonista quien compra el libro y por propia voluntad lo lee: “Durante mi enfermedad compré y leí por primera vez El Rey de Amarillo. Recuerdo que después de terminar el primer acto me pareció que sería mejor que parase. En un impulso lancé el libro a la chimenea; el volumen chocó contra la pequeña verja y aterrizó delante del fuego, abierto. Si no hubiera vislumbrado las primeras palabras del segundo acto, nunca lo habría terminado, pero cuando me agaché para recogerlo, mis ojos se clavaron en la página abierta y con un grito de terror, o tal vez de una emoción tan desgarradora que me atravesó el cuerpo, se lo arrebaté a las brasas y me deslicé temblando hasta mi dormitorio, donde la leí y releí, y lloré y reí y temblé con un horror que a veces me asalta todavía”.

En La máscara lo encuentra por casualidad: “Escogí un libro al azar y me senté a leer en el estudio. Ah! Había encontrado El Rey de Amarillo. Después de un instante que pareció una eternidad, lo fui a dejar a un lado con un escalofrío, cuando Boris y Jack volvieron con el conejo de mármol”. No se nos dice cómo cae El Rey de Amarillo en manos del protagonista en En la corte del dragón, solo explicita que lo ha leído: “Estaba exhausto después de tres noches de sufrimiento físico y mental: la última había sido la peor, y fui a mi iglesia favorita buscando recuperarme de mi agotamiento físico y entumecimiento mental. Había estado leyendo El Rey de Amarillo”.

Finalmente, el libro aparece en la habitación del protagonista de El signo amarillo: “Me estaba volviendo para entrar en el salón cuando mi mirada descubrió por casualidad un libro encuadernado en piel de serpiente en la esquina de la balda superior de la última estantería. No lo recordaba y desde el suelo no podía descifrar las pálidas letras del lomo, así que fui al salón fumador y llamé a Tessie. Vino desde el estudio y subió a coger el libro.

—¿Qué es?

—El Rey de Amarillo.

Me quedé perplejo. ¿Quién lo había puesto ahí? ¿Cómo había llegado a mi habitación? Hacía tiempo que yo había decidido que jamás leería ese libro, y nada me hubiera podido convencer de que lo comprase.”

Ilustracón de Santiago Caruso

La maldición más allá de los límites de la ficción

La influencia del libro en los cuentos es terrorífica, supongamos que leemos Ómnibus de Julio Cortázar y disfrutamos de la obra, pensamos en la ocurrencia del autor, en el talento para escribir una historia donde pasan situaciones sumamente extrañas dentro de un colectivo semivacío sin que los personajes medien palabra. Pensamos también en su facilidad para el género fantástico, etc. Sin embargo, si en la vida real estamos solos o solas en un colectivo y un tipo al subir decide sentarse junto a nosotros, teniendo la posibilidad de sentarse en cualquier otro asiento más lejano, nos parece como mínimo extraño. Esto es del todo improbable, pero no algo del todo imposible.

El Rey de Amarillo (protagonista de la obra) convence al resto de los personajes víctimas y a sus lectores de que es él quien está manejando los hilos detrás de cada hecho extraño en el mundo. Ese es su poder. Sin embargo, su influencia no se limita a la ficción dentro de la obra, ni a la ficción en los cuentos de Chambers, sino que los excede y atraviesa a la realidad. ¿Cómo estoy tan seguro? porque la lista de obras artísticas que hacen referencia a El Rey de Amarillo, o a Carcosa, o a la máscara pálida, o al signo amarillo, es interminable.

Mencionado a H.P. Lovecraft como autor inspirado por estos conceptos, sumo a Karl Edward Wagner, Lin Carter, James Blish, Michael Cisco, Ann K. Schwader, Robert M. Price, Galad Elflandsson, Simon Strantzas. El más comprometido es tal vez Joseph S. Pulver que ha escrito casi 30 cuentos y poemas que se basan o incluyen a Carcosa, el Rey de Amarillo u otros elementos de Chambers. John Scott Tynes contribuyó a la mitología de Carcosa -de Chambers- en una serie de novelas cortas: Broadalbin, Ambrose, y Sosostris.

En la serie Dark Border de Paul Edwin Zimmer, Carcosa es una ciudad donde los humanos se mezclan con sus aliados casi inmortales, los Hastur. En ¡Los Illuminatus! de Robert Shea y Robert Anton Wilson, Carcosa está conectada con una antigua civilización en el desierto de Gobi, destruida cuando los Illuminati llegaron a la Tierra. En los mapas del mundo de Canción de Hielo y Fuego de George RR Martin, una ciudad llamada Carcosa está etiquetada en el borde más oriental del mapa a lo largo de la costa de un gran lago, cerca de otras ciudades mágicas como Asshai. En El mundo de hielo y fuego, se menciona que allí vive un hechicero que dice ser el sexagésimo noveno Emperador Amarillo, de una dinastía caída desde hace mil años. En la novela satírica Kamus of Kadizhar: The Black Hole of Carcosa de John Shirley, Carcosa es el nombre de un planeta cuya extraña física de agujeros negros figura en la historia. La gran obra de arte de Miss Witt del escritor sueco Anders Fager presenta una camarilla con sede en Estocolmo conocida como "La Fundación Carcosa" que adora a Hastur. En el Neonomicon del escritor Alan Moore, dibujado por el artista Jacen Burrowes, el personaje Johnny Carcosa es la clave de un universo místico lovecraftiano.

En las series televisivas también encontramos referencias como en El señor de las islas de David Drake, donde Carcosa es el nombre de la antigua capital de un reino que colapsó mil años antes de los acontecimientos de la serie. También en Emberverse de SM Stirling, Carcosa es el nombre de una ciudad del Pacífico Sur habitada por gente malvada liderada por el Raja Amarillo y la Máscara Pálida. En la serie Los Señores de Dûs de Lawrence Watt-Evans, un personaje conocido como el Rey Olvidado, que viste con harapos amarillos, revela que fue exiliado de Carcosa.

Tal vez una de las ultimas referencias más populares es el policial True Detective, Carcosa se presenta como un templo construido por el hombre, ubicado en los bosques de Luisiana, que sirve como un lugar de abuso sexual y asesinato de niños organizado por un grupo de políticos y líderes eclesiásticos ricos. Se entiende que el culto adora al Rey Amarillo, a quien está dedicada una efigie en la cámara principal de Carcosa. En la Parte 3 de Las escalofriantes aventuras de Sabrina, el pregonero del parque de diversiones y carnaval ambulante se llama Carcosa, y el arco de la temporada gira parcialmente en torno a los intentos de los trabajadores del carnaval de resucitar a una deidad más antigua identificada como El Hombre Verde.

En el mundo de la música: la canción Inside The Eye of Algond de Rotting Christ nombra a Carcosa. La segunda canción del álbum Luminiferous producido por High on Fire se llama Carcosa. El rapero Yung Lean, tiene un tema de cierre llamado Yellowman, en el que menciona a Carcosa. El cantautor español Pedro Guerra tiene una canción llamada Espejo en la que hace referencia al cuento de Jorge Luis Borges El libro de los seres imaginarios donde el Emperador de Amarillo es el responsable de que los habitantes del otro lado del espejo estén condenados a repetir las formas y ademanes.

Las referencias en la música no se agotan y se extienden a artefactos musicales. También las podemos encontrar en varios videojuegos, editoriales y hasta en la arquitectura. Pero, ¿por qué un libro que no está escrito puede ser una usina de producción artística inagotable? Los teóricos de la Teoría de la Recepción nos pueden ayudar a entender esto.

La Teoría de la Recepción al servicio de la maldición

La Teoría de la Recepción es un enfoque en la teoría y crítica literaria que se centra en explicar cómo los lectores interactúan con las obras literarias y cómo esta interacción influye en la interpretación y el significado de dichas obras. Tres de sus principales exponentes son Hans Robert Jauss, Wolfgang Iser y Roland Barthes.

Hans Robert Jauss argumenta que el horizonte de expectativas del lector, es decir, las experiencias previas, creencias y convenciones literarias que trae consigo son cruciales para la interpretación de una obra literaria, ya que el lector irá creando un texto propio en tanto asimila uno ajeno a partir de su propia identidad, experiencia, capital cultural, etc.

Jauss plantea además que todo texto literario tiene “vacíos” que los lectores tienden a completar. También sostiene que una obra literaria es polisémica, es decir, puede tener múltiples significados y lecturas válidas quitándole el peso de La Verdad del autor a los textos literarios. Los lectores completan el significado de una obra a través de su interpretación y su horizonte de expectativas, por esto el significado de una obra puede cambiar con el tiempo y en diferentes contextos culturales, ya que el horizonte de expectativas evoluciona.

Wolfgang Iser, también habla de “huecos”, elementos ambiguos, no explícitos que requieren la participación activa del lector para ser completados. Argumenta que los lectores llenan estos huecos con sus propias experiencias y conocimientos, dando lugar a interpretaciones únicas. Además, enfatiza en el papel de la "estética de la recepción", que se refiere a cómo una obra afecta emocionalmente al lector. Sostiene que la experiencia estética es fundamental para la interpretación literaria y que los lectores negocian activamente el significado mientras leen.

Roland Barthes, plantea que un texto literario es inherentemente polisémico, lo que significa que tiene múltiples capas de significado. Cada lector puede interpretar un texto de manera única debido a su propia experiencia, conocimiento y contexto cultural. También argumenta que el autor no tiene el control absoluto sobre el significado de una obra una vez que se publica. En lugar de centrarse en la intención del autor, se enfoca en la interpretación activa del lector. Barthes ve al lector como un "productor de significado" que completa el texto a través de su interpretación.

Ahora pensemos en El Rey de Amarillo como una obra-hueco, un vacío gigante del que solo tenemos sugerencias, una obra teatral completa, pero “no dicha”, no escrita más que pequeños fragmentos. Es una invitación constante a buscar más, saber más y por lo tanto a crear más. Comparto la sensación que tuvieron muchos de los youtubers al comprarse el libro de Chambers para conocer todo a cerca del Rey de Amarillo y ver que solo había indicios.

En lo personal, llegué a googlear para ver si no me había equivocado de libro. ¡Esta es la magia de la literatura! En pleno siglo XXI, seguimos cayendo en las trampas. Todos los lectores de El Rey de Amarillo nos convertimos en cómplices involuntarios de la trama, ya que al leer sobre los horrores asociados con el libro ficticio, nos vemos atrapados en la misma trampa de la ficción que afecta a los personajes de las historias. Nos obsesionamos, nos intrigamos, nos sentimos inquietos o fascinados, y nuestras expectativas y reacciones individuales contribuyen a la construcción del significado.

Chambers con El Rey de Amarillo puso en evidencia la atracción por lo siniestro, lo inexplicable, el horror existencial, aportando a la creación de mitos y temores culturales que pasados los cien años siguen persiguiéndonos. Sin duda, un precursor de la ficción especulativa o la ficción conceptual. Es además uno de los pioneros de los libros ficticios como el Necronomicón de Lovecraft, El Libro de los Tres de Lloyd Alexander, los libros de La Historia Interminable de Michael Ende, el Darkhold en el multiverso de Marvel, De Vermis Mysteriis de Stephen King, entre otros. Incluso en el cine llegamos a oír de uno El Anexo Gordo en El día de la marmota, en la que el personaje de Bill Murray hace referencia al libro ficticio que utiliza para aprender habilidades diversas durante su bucle temporal.

Me despido, de momento, con una frase hermosa de Harold Bloom: "Que vivan los escritores que son capaces de darte la sensación de que siempre hay algo más a punto de aparecer". Y les doy, con la siguiente cita, la bienvenida a la maldición de el Rey de Amarillo.

Acto I, Escena 2​:

Rompen las olas neblinosas a lo largo de la costa,

los soles gemelos se hunden tras el lago,

se prolongan las sombras en Carcosa.

Extraña es la noche en que surgen estrellas negras,

y extrañas lunas giran por los cielos,

pero más extraña todavía es la perdida Carcosa.

Los cantos que cantarán las Híades

donde flamean los andrajos del Rey,

deben morir inaudibles en la penumbrosa Carcosa.

Canto de mi alma, se me ha muerto la voz,

muere, sin ser cantada, como las lágrimas no derramadas

se secan y mueren en la perdida Carcosa.


Ilustración de Santiago Caruso
Ilustración de Santiago Caruso

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