Bart Vs Lisa ¿Quién es más feliz?
- Batman de Comala
- 8 jul 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 1 may 2020
A partir de una encuesta en Instagram empecé a indagar a conocidos y a pseudoapoetas sobre quien les parecía más feliz, si Lisa o Bart. En un 80% (no es del todo una sorpresa) Bart resulto ser claramente el ganador. Y contra todo pronóstico me preocupe. Claro desde el comienzo uno ve a Bart en la patineta sonriente y a Lisa con el saxo, primer punto para Bart. Un personaje basado en la picardía pasa 30 temporadas a pura carcajada limpia en cada capítulo mientras Lisa no, incluso algunas risas por sarcásticas no cuentan. Pero ¿es la risa sinónimo de felicidad? Anda dando vueltas un meme con la cara de Robín Williams con la leyenda “así también se ve la depresión”, les recuerdo que R.W. se suicidó. Nelson es un claro ejemplo de una risa automatizada de infelicidad y rencor.
“Porque comadre los duelos son menos duelo con risa” dice Sabina. Y digamos que si, pero no extingue el duelo como tal. La felicidad como tal es inmedible en todo caso, pero supongamos que podemos cuantificar un poco la felicidad y el goce. ¿Es posible que un personaje de un niño con un padre absolutamente irresponsable y violento y una madre sobreprotectora y no empática y un futuro totalmente negro sin perspectiva alguna y un presente de constantes fracasos den como resultado un niño feliz? Supongamos que sí, pero ¿porque más feliz que Lisa, que pese a provenir de la misma familia claramente tiene otros incentivos, inquietudes y una perspectiva de vida muchísimo mas provechosa?
Se toma a chiste la tendencia destructiva y autodestructiva del niño “yo no fui”, la pulsión de muerte de la filosofía bartiana (hacer como el niño coreaban que no significaba más que el hedonismo puro), la ignorancia constante de todo lo que lo rodea que no tenga que ver específicamente con él. Se ve gracioso porque tiene ocho años, porque es carismático bailando y cantando la macarena. Y vamos, claro que funciona, no voy a ponerme jamás en contra de un personaje tan entrañable, pero nada de todo eso puede hacerlo más feliz que Lisa.
Para explicar la felicidad de lisa tengo que recurrir a otra idea, la del compromiso intelectual. Lisa es más pequeña que Bart, sin embargo es más “grande”, es más madura y responsable (eso no tiene por qué hacerla más feliz, lógico) pero si le abre otras puertas que tienen pasillos laberinticos e infinitos: a Lisa le apasiona el Arte. Sin olvidar que hace suyos las cuestiones fundamentales del mundo como el medio ambiente, genera una enorme empatía por la naturaleza y en algunos casos puntuales pero interesantes y valiosos por los explotados y oprimidos. Toma los problemas del mundo como propios y ese compromiso intelectual la lleva a sufrir por cosas que van más allá de su individualidad (individualidad que sufre la misma familia disfuncional que Bart). Acá llega la pregunta fundamental ¿Son los ignorantes más felices que los conscientes? Aquel 80% dirá tal vez que sí. Yo creo que no. Sufrir por cosas más generales, complejas y globales te ahorra la labor de sufrir por cosas mundanas e inmediatas. Mientras hay quienes se les revienta el cerebro porque se les pinchó una rueda del auto, o es una tragedia que pierda Perú la final de la copa américa, otros sufrirán por la avanzada de gobiernos de derecha como el de Trump y el grado de contaminación acuática. ¿Es en términos de sufrimiento concreto el mismo grado? No podemos saberlo, pero es sufrimiento en fin. Aunque con toda certeza digo que ese elevamiento que surge del compromiso intelectual por cosas que exceden la propia individualidad te deja exento de sufrir gravemente por nimiedades. Volvamos a la felicidad. ¿Qué es lo que los hace felices? Bart seguramente encontrará el clímax del goce en la venganza, tirar papel higiénico en la casa de Simmur. Lisa interpretando “Jazzman” en su saxo. Ambos van a estar felices en sus respectivos momentos, pero sin duda uno es mas sencillo, más fácil, más inmediato y cotidiano que el otro, el otro conlleva concentración, dedicación práctica, esfuerzo, y un conjunto de experiencias y caminos recorridos.
Lisa no se reirá de momento tanto como Bart, pero su profundidad hace que no necesite reírse a carcajadas para sentir el goce, para sentirse plena, feliz. Porque el truco está en que cada vez que Bart no puede distraerse y reflexiona agacha la cabeza y sufre el peso de su existencia, del fracaso constante, del futuro sin perspectiva alguna (vaya si vemos esos pares de ojos tristes en las escuelas). Y Lisa gracias al capital cultural que va cultivando logrará hacer incluso de sus tristezas momentos disfrutables. Borges primero y Sabina después entre tantos otros dicen algo sobre esto:
“Sólo que me queda el goce de estar triste, esa vana costumbre que me inclina al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.” J.L.B 1964 – II
“Prófugo de un dolor que ya no existe, llevo 500 noches celebrando la impúdica belleza de estar triste” J.S. Un soneto emocionado.

Comments