25 sonetos en el Siglo XXI (en rescate del soneto)-(Parte 1)
- Batman de Comala
- 6 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 may 2021

Alguna vez le escuché a Ricardo Piglia, que inventar la forma es más importante que hacer literatura usando una forma ya creada. Particularmente hablaba de Macedonio y Borges como inventores de formas que posteriormente otros usarían de mil maneras. Ahí también dijo “El que creo el soneto es mejor que Dante” más allá de que la forma predilecta de Dante no era necesariamente el Soneto lo importante es decir el nombre del supuesto inventor: Giacomo DaLentini en el siglo XIII. El soneto se va perfeccionando a lo largo de la historia, Francisco Petrarca (1304- 1370) lo utiliza muchísimo, entre otros lo que lo convierte en una de las formas perfectas de la poesía. Cuatro estrofas, dos de cuatro versos y dos de tres, con once silabas cada verso, y rima obligatoria que generalmente se estructura en ABAB CDCD CDC DCD (aunque pueden modificarse), hacen del soneto una forma perfectamente compleja, que adquiere musicalidad al leerla. Hasta el 1700 todo gran escritor debía demostrar su destreza con los sonetos, Shakespeare tiene unos ciento veintiún sonetos, Cervantes en el prólogo del Quijote hace hablar a sus personajes con sonetos, algunos incluso rimando con la anteúltima silaba (una maravilla). Españoles de esa época que escriben sonetos son varios, Garcilaso, Quevedo, Góngora, Juan de la Cruz y Lope de Vega (el primer popstar de la historia) escribía por encargo y muchas veces sin demasiadas ganas:
Un soneto me manda hacer Violante que en mi vida me he visto en tanto aprieto; catorce versos dicen que es soneto; burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante, y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando, y parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando. Ya estoy en el segundo, y aun sospecho que voy los trece versos acabando; contad si son catorce, y está hecho.
Bécquer y Sor Juana escriben grandes y eternos sonetos que trascienden todas las épocas, Baudelaire escribe “Las flores del mal” y en su gran mayoría los poemas de ese increíble poemario novelesco simbolista son sonetos. La forma es compleja, y después de que los grande escritores la utilicen se vuelve casi imposible que los escritores sigan esa línea de escritura y puedan sorprender. De a poco se fue abandonando, después con el estallido de las vanguardias las formas clásicas se entierran doscientos metros bajo tierra, y algunos pocos estamos dispuestos a seguir cavando. Borges ya entrado el siglo XX se vuelve neo-clásico y recupera la forma del soneto dejándonos algunos realmente excelentes como “1964”. Marechal tiene los suyos, y en España algunos fieles como Ramón Jiménez. La línea se corta hasta mucho después. Sabina es uno que toma muy hábilmente la forma del soneto para hacer poesía, algunos tienen un nivel envidiable y varios se convirtieron en canciones. Del libro “Ciento volando de catorce” Pedro Guerra entre otros extraen catorce sonetos y los hacen canción. Disco recomendable llamado “Catorce de ciento volando de catorce”.
En general, en los blogueros e instagramers que escriben no encuentro sonetos, aunque sí mucho lenguaje coloquial escrito en versos como si eso tuviera gran valor estético. Aquí les dejo mis primeros cinco sonetos (se irán publicando de cinco en cinco), comenzaron como una experimentación, ver si se podía pero es la desesperación pura la que me llevó a seguir escribiéndolos, desesperación porque la forma compleja del soneto es todo un reto para cualquier escritor y es digno de prevalecer al vacío artístico cultural posmoderno que vivimos.
"Rafael" - Soneto I (Dedicado a mi abuelo)
De cenizas y escombros los cabellos
dos sombras acompañan bajo cejas
sus ojos a la nada iban perplejos
su vida define la moraleja.
La nariz es tan igual a la mía
los pies, la cadera y las rodillas
los hombros, las manos y las sonrisas
las orejas, los codos, las manías...
Hizo un castillo donde ya no habita,
sus bigotes mienten más que su boca
un poco más que una cabeza loca,
él quiso ser rey y formó familia
pero allí no anidaba su alegría
¿alguien sabrá si fue lo que él quería?
El Bardo - Soneto II
Algunos dicen que tal vez no existió,
de fondo se escucha: “Ser o no ser…”
porque la dicotomía no murió
vive en cada cuestionamiento a poder.
En el nombre del amor te enamora
el corazón te lo hace aún más necio
y por tan solo un gesto te traiciona
la venganza desconoce de precios.
Generar odio con una mirada
que no nos importe nada de nada,
pero dejando la vida por todo,
aprendiendo los textos de algún modo
crecen injustamente un par de alas
con la mirada llena de palabras.
Borrón y cuenta vieja - Soneto III
Quien será mi patria sepulturera
si se reduce mi vida a sus besos
me taparán con la roja bandera
y seré entonces sí, uno de aquellos...
Tengo que agregar a mi poesía
un poquito más de elementos de bar
un poquito menos de malegria
lágrimas que no salen de cara al mar.
Sus miradas abiertas tan tempranas
veré entrar el sol de las alegrías
y lloraran las noches olvidadas,
quedará un borrón en la primavera
batallas ganadas atrincheradas
y una cuenta vieja que no me cierra.
Sabina - Soneto IV
Cuando al fin se pueda escribir con tu voz
registrare todo con tus pupilas
el porvenir pasado comerá arroz
allá vos con tus musas, yo las mías...
lo dijeron Charly, Fito y el Nano
no se sale de la selva impune
si con Panchito, Silvio y Luis Eduardo
tu felicidad: un rabo de nube
porque sí, y sin embargo te quiero,
si enfermaron mis otoños de inviernos.
Por desolation row anda el olvido,
al parecer nos sobran los motivos.
Tu sopa de palabras sirves fría
hace ruido en calle melancolía.
Antes que termine Abril - Soneto V
Adquirí un buen hobbie: romper las fechas,
se me escapo del alma "tengo miedo"
terminé de cortar recién las flechas
que yacían bocabajo en el suelo.
Cosa seria recordar el olvido
yo ya casi no me olvido de nada,
como si existiera algún sentido
nadar siempre a favor de la manada.
Esta es una terrible vida febril
para hablar solos y antes que termine
puedas devolverme al fin el mes de abril.
Prefiero verte, imponer la duda,
a no verte y quede la vida viuda,
y un cuadro gris agónico en el atril.
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