El soneto es endecasílabo, esto quiere decir dos cosas, una que tiene once silabas cada uno de sus catorce versos, otra es que forma parte de lo que se llama “arte mayor” pues todos los poemas que contengan versos mayores de ocho silabas se los llama “arte mayor”, si tiene menos “arte menor”. Sin duda que el tamaño del verso hace a la complejidad, nosotros coloquialmente hablamos con frases de entre siete y ocho silabas entre pausa y pausa comúnmente. Y sin duda que escribir distinto a como hablamos hace que la poesía suene con un ritmo distinto, con una dinámica diferente, y adquiera musicalidad si se respetan las reglas.
Las sílabas métricas no coinciden exactamente con las sílabas normales porque, al medir versos, hay que tener en cuenta las siguientes reglas: Para medir un verso hay que tener en cuenta la sinalefa y la acentuación de la palabra final del verso. Cuando la última palabra del verso es aguda o monosílabo, se cuenta una sílaba más.
O–to–ña-les - van - mis – a-ños (8) (termina en palabra grave)
Por - el – rí-o – Gua-dal-qui-vir (8+1=9) (termina en palabra aguda)
Cuando el verso termina en palabra esdrújula se cuenta una sílaba menos.
No – e-ra – fá-cil - en – la/u-nión – so-vié–ti-ca (12–1=11)
Ir - por – con-do–nes - a – re–cep-ción (9+1=10)
La sinalefa es cuando en el interior del verso una palabra termina en vocal y la siguiente empieza por vocal, se funden las sílabas a que pertenecen ambas vocales y se cuentan como una sola: (Marco esas silabas con una “/”)
a – ni - do – u - na – go- lon- dri- na/en - mi – bal -cón (12+1=13)
A veces, la sinalefa no se realiza cuando la segunda vocal es tónica.
a–ni–do (Aquí la “u” es tónica no se unifica) –u-na – go-lon-dri-na/en - mi – bal-cón
Tampoco se unifica la silaba cuando hay pausa (coma, punto) entre las dos palabras: Yo - soy un – sue-ño, - un- im-po-si-ble (9 sílabas, la “y” se cuenta como “i”)
Las reglas sirven para alejar el lenguaje poético del lenguaje coloquial, y que este adquiera formas más complejas, que le agreguen valor estético a la obra artística. Aquí el segundo quinteto de mis veinticinco sonetos.
Te quiero... (Soneto VI)
Igual que un león o un lobo te quiero
que zarandea, tramontea, zumba,
si como el lobo o el león yo muero
por deslucir lo que quede en penumbra.
Rechiflar, rechistar, redoler, remar,
trinchar, tripudiar, truntunear, tullirte,
estremecer, estrujar, estornudar,
fosforecer, fosilizar, fruncirte.
Aunque no sepa como ultimarte
unisonarnos, desuniformarnos,
susurrarte, sustanciarte, sesgarte.
Escribir, encajar, enamorarnos,
adivinar, admirar, releer,
en fin: tenernos, besarnos y amarnos.
El silencio de la canción (Soneto VII)
Uno que no desprecia la autoestima
Dos pájaros que no bajan de un tiro
Tres que con palabras no desabrigan
Cuatro que no se saben el principio
Cinco que no siembran todo de cuervos
Seis que no se borran del pizarrón
Siete soplan la ciudad de los vientos
Ocho escuchan silencio en la canción
Nueve que le temen a lo profundo
Diez que no embriagan a la paciencia
Once que se tejen chalecos de humo
Doce que solo hablan con violencia
Trece que yetean un rato a alguno
Catorce enemigos de la gerencia.
Si te hubieran conocido - (Soneto VIII)
Musa de calle melancolía
que siempre me ha dejado anonadado,
tiene el cuádruple de mi valentía
y la mala suerte de Juan Preciado.
De Don Quijote tiene la hidalguía
de Rodrigo de Triana la gran vista,
hasta el paraíso se perdería
si al que no es lo hace creer artista.
Pero vaya musa que he encontrado
yo, un poeta de tan poca monta,
pienso: ¿Qué te habría redactado?
Dios (don Federico García Lorca)
o Barro, Domecq, Girondo, o el Gabo.
Si muero, ¡pido seas mi Caronta!
Como Hansel - (Soneto IX)
Cuando firmar tablas ya no es rendirse
teniendo cada silaba contada
lo único prohibido es mentirse
si se poseen pupilas desarmadas.
Mientras el vértigo vientre te escupe
palabras, corazón acorazado,
guiñar los ojos casi nunca supe
cuando no está el destino amenazado.
No acostumbro a la costumbre enemiga
ni a la atracción principal de este acto
es tu sonrisa mi mejor amiga,
si la vida sigue rompiendo el pacto
te dejaré un gran camino de migas
y la puerta entreabierta, siendo exacto.
Criatura enamorada que rasga la oscuridad - (Soneto X)
Paseamos todo el día por la noche
cruzamos volando el arrollo seco
bastan las sonrisas, sobran los coches,
las plantas en los ojos de mi pecho
se acurrucan diciendo por la boca:
“Para pasar el miedo sin invierno,
la primavera se declaró loca
debe una vez más cruzar el infierno.”
Pero no se rinde si es rojo el gallo
aunque el canto nocturno se apagara
queda la queja errante del cigarro,
pregunta de humo, cena falta de sal
mi florero solamente acapara
maestro Baudelaire tus flores del mal.

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